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"Me pregunto si las estrellas se iluminan con el fin de que algún día, cada uno pueda encontrar la suya."

lunes, 6 de enero de 2014

EL VENENO ES EL TRAGO MÁS DULCE

“La historia nos enseña que disfruta la ironía al máximo, la razón de la magnificencia de toda gran civilización, termina siendo la causante de su ulterior caída”

Desde hace ya unos años, ya más de una década si no me equivoco, empezó a rondar por todo el mundo, un tema bastante olvidado, y casi inexistente en los tiempos de antaño: la sostenibilidad ambiental.

Actualmente, vivimos en un mundo plagado de consumismo. El capitalismo impera en nuestras vidas y, al menos en el extracto social en donde nos situamos más del 90% de ecuatorianos, hemos dejado de preocuparnos (si es que alguna vez llegamos a hacerlo) de las primeros dos jerarquías de la pirámide de Maslow (http://www.lareserva.com/home/piramide_de_maslow). Esto hace que nos centremos más arriba, que busquemos cosas materiales que nos hagan sentir realizados y que encajamos mejor en nuestra sociedad. Siempre queremos el teléfono más nuevo, un carro más grande ¡o mejor aún! ¡Dos carros! Y así y así…

Esto provoca claramente va en contra de lo que los ambientalistas desean, que desde hace mucho luchan por un mundo más “Verde” y sostenible. Que el planeta no se maneje en base al consumismo, sino a la ecología, que los países reduzcan las emisiones, que los carros no contaminen tanto, que las refris ya no tengan CFC’s, etc. 

En cierta manera, el grupo de ambientalistas, lo han logrado, no en la escala que se necesita para salvar los bosques del planeta, pero han tenido bastante éxito (convenios internacionales de control de emisiones, normas EURO, etc.)… ¿Pero qué tal si el problema es otro en realidad? ¿Qué pasa si nos damos cuenta que el consumismo no es el problema de fondo?

El consumismo siempre ha existido, de hecho, es una de las razones por las cuales el ser humano sea la especie dominante en el planeta hoy en día (si quieres tener más, debes ser más fuerte y adaptarte mejor para conseguirlo) y fácilmente podemos rastrearlo a través de la historia de nuestra civilización. Por citar algunos ejemplos, los emperadores romanos con sus banquetes de días enteros y cientos de platos (evitemos hablar de que vomitaban cada tanto para poder seguir comiendo) y orgías, lo mismo podemos decir de los distintos monarcas y gobernantes de la edad media, moderna y contemporánea. Muchos dirán: “claro, eso era solo cosa de los ricos”, pero no lo creo así. Asumamos que soy un campesino de la edad media, tengo mi pequeño espacio de terreno, mi esposa y tres hijos, tengo una casa donde vivimos cómodamente, y descansamos en familia luego de las duras jornadas de trabajo, lo que producimos, nos da para comer y para pagar a nuestro terrateniente y los diezmos, pero me sobra un poco de dinero, ¡por lo que decido comprarme un nuevo traje de fiesta! Hay que dejar claro que pueden haber muchos errores en este pequeño cuento, pero el desenlace es el mismo si se corrigen los errores. Satisfechas las primeras jerarquías de la mencionada pirámide, empiezas a querer cosas que en realidad no necesitas. Ergo, siempre ha habido consumismo en el Ser Humano. Entonces, ¿Qué cambió? ¿Por qué motivo hoy en día se nos están acabando los recursos? La respuesta es bien simple: la escala. 

“Hoy en día, vivimos en un mundo tan globalizado, que los límites de la civilización no son las fronteras de los países, la civilización humana hoy es global”

A inicios del siglo XX (1900) la población humana en el planeta era de 1.650‘000.000. Para el año 1950, el número subió a 2.518’630.000 y para fines de siglo llego a 6.070’581.000 esto implica un crecimiento de aproximadamente un 350% en un siglo, porcentaje que para los anteriores siglos era de apenas 160% (siglo XIX) o 123% (siglo XVIII). El problema de sostenibilidad ambiental entonces nos lleva a la sobrepoblación del planeta. En el último siglo ha crecido exponencialmente el número de habitantes en el planeta. Esto es bastante grave, ya que hay que mencionar que existieron dos guerras mundiales en la primera mitad del siglo, y genocidios en masa por parte de Stalin y Mao Tse-Tung. 
La población creció de manera tan vertiginosa debido a los grandes avances en todos los campos, la revolución industrial, y el evidente apuntalamiento tecnológico que traen consigo las guerras, todo esto siempre basado en los increíbles avances de la medicina. Cada vez se escucha menos de pandemias, la gran mayoría de enfermedades son fácilmente curadas y las que no son curables (aún) son controladas con bastante éxito, como el sida. Hay otro tipo de enfermedades a las cuales la medicina aun no llega a vencer, como es el cáncer, mal de Parkinson, Alzheimer, entre otras, pero estas son mayormente de tipo degenerativo, lo cual hace que lleguen al ser humano en una edad más bien avanzada, lo cual no genera una disminución demográfica significativa.

Por tanto, hoy por hoy se lleva una vida mucho más tranquila que la de antaño, en la que los problemas de salud son mucho menos frecuentes, la muerte está menos presente en el día a día y la ausencia de dolor nos llena de tranquilidad. Pero esto, sin darnos cuenta nos está llevando al colapso como civilización. La sobrepoblación del planeta pronto se va a volver insostenible y debido a un solo hecho concreto.

Un hecho que alegro a miles, miles de millones. Un avance que revoluciono la medicina y el tratamiento de enfermedades. Que aumentó considerablemente la esperanza de vida, y claro, redujo drásticamente la tasa de mortalidad entre niños, jóvenes y adultos. El descubridor de tan deslumbrante avance se hizo acreedor de un premio Nobel, y jamás se imaginó, al igual que los miles de millones de personas que habitan y han habitado el planeta desde 1928, que su descubrimiento, podría llegar a ser la mayor tragedia en la historia del ser humano.

Este descubrimiento es, nada más y nada menos que…
....LA PENICILINA.